A las 8:15 de la mañana salimos de Zaragoza mi hijo Alberto
Teba y yo con dirección a Graus, donde habíamos quedado con mis compañeros de
trabajo Jorge Iturriaga y Aitor Pastor, después de los saludos de rigor y
realizar alguna pequeña compra, ponemos dirección a nuestro destino.
Aparcamos al principio de la pista, pasado el collado de la Foradada, antes
de la escultura en honor al rey
Gonzalo de Ribagorza (unas altas lanzas metálicas clavadas en el suelo), , ya que esta se encuentra en malas condiciones. Tras una pequeña caminata de unos 15
minutos nos situamos en el comienzo de la ferrata, donde nos pusimos el
material y comenzamos la ascensión.
La ferrata se divide principalmente en tres tramos. El primero es el
más vertical y el que supera más desnivel, subimos por un espolón y por una
estrecha canal, el segundo tramo hay que
descender y realizar una travesía horizontal a la izquierda, bastante aérea, hasta
llegar a la pasarela, luego accedemos
al tercer tramo, más tumbado y mucho más
fácil con buenas vistas a las agujas por las que transcurre la ferrata.
El descenso de la ferrata lo realizamos en unos 20 minutos
de bajada por un camino descompuesto, equipado al principio, con algunos tramos
con cuerdas.
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